Semana 3: rutinas de trabajo en la tumba.

02.02.2020

Iniciamos la tercera semana de campaña en día domingo, igual que la semana anterior, y ya no nos resultó extraño comenzar a trabajar en fin de semana. Como todos los días, el trayecto hacia la tumba en la arabeia transcurría en silencio, cada uno/a pensando, disfrutando del paisaje y de la experiencia del trabajo en Lúxor. Este ensimismamiento se rompía cuando en el cielo veíamos algunos globos aerostáticos sobrevolándonos. A esa hora ya comenzaban a descender y los contábamos, parecíamos niños que jugaban a quien veía y contaba más!


Una vez llegados al sitio, los equipos de trabajo comenzaban a realizar sus tareas de manera automática y organizada. Durante toda la semana continuamos con el relevamiento de las paredes, de las escenas y de la estructura toda para, de esta manera, sistematizar a través de fotos y del relato de quienes lo realizaban, las condiciones integrales del monumento.



Uno de los grupos de trabajo continuó con la toma de medidas, más que minuciosas, del exterior y del interior de la tumba. Contábamos con tres planos, uno sin escala que data del año 1927 y que fue realizado por Porter y Moss, con una numeración de siete paredes (se enumeran las paredes para identificar las escenas que contienen y saber a qué pared se hace referencia); otro que se realizó en el año 1960, y que ya incluía diez paredes; y un tercero, hecho a escala de la tumba, realizado en 1996 por Kampp, pero que no incluía la identificación de las escenas y su numeración. Nosotros, entonces, debíamos realizar uno propio a escala y enumerar aquellas paredes que aún no lo estaban y los techos que no habían sido incluidos; por eso esa tarea fue muy ardua.


Mientras un gran equipo trabajaba afuera, adentro se trabajaba por espacio de dos horas hasta realizar el recambio. El equipo que tuvo una dificultosa tarea fue el de conservación, ya que debieron mirar detenidamente las paredes y los techos, registrar a través de fotografías y de manera escrita los daños para poder diseñar futuras estrategias para la conservación.





Luego, ingresaba el siguiente equipo para realizar un relevamiento, también muy detallista, de las escenas. Aquellas que estaban completas no requerían demasiado detenimiento pero las que estaban dañadas, sobrepintadas, destruidas o deterioradas, requerían que búscaramos información y estudiáramos para identificar aquello que faltaba.




Por último, ingresaba el grupo que se dedicó a relevar lo que estaba escrito en signos jeroglíficos. Gracias a este trabajo pudimos descubrir a miembros de la familia de Amenmose de los que no se tenía conocimiento y algunas actividades rituales y funerarias.

Al terminar la jornada laboral la arabeia nos estaba esperando para volver a la casa. El regreso ya no era en silencio sino que, aunque veníamos agotados/as, estábamos muy alegres. Además, casi todos los días el chofer hacía sonar el tema "Despacito", como una suerte de himno al latinoamericano.


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