Semana 2: cada grupo en su tarea.
Como todos los días, nos levantamos temprano llenos de expectativas. Desayunamos y nos pasan a buscar a las 8 de la mañana. El viaje en la arabeia es todo un "tetris" ya que cada uno/a lleva su material de trabajo y entramos con lo justo. Somos 13 más la inspectora Amira y el conservador Saad. Cuando llegamos cada grupo se va acomodando en sus lugares de trabajo y según lo acordado para cada tarea.
Pablo y Silvana dialogan sobre la manera de registrar la epigrafía de la tumba mientras esperan el momento en puedan ingresar.
Myriam, Belén y el Dr. Saad coordinan
actividades, maneras y modos de registrar el relevamiento de la tumba. Es un
trabajo minucioso de observación en que se anotan los daños ocasionados por el
correr de los años y a veces ocasionados por generaciones muy posteriores al período faraónico. Estos daños
pueden consistir en grietas, faltantes de pintura o de piedra, y también "grafitis".
Mr. Abdel Nasser, director de Restauración del
Alto Egipto, también se acercó para informarse acerca de las tareas de conservación
y el plan a seguir. Conversa con Andrea y deberán acordar
materiales y técnicas
Otro de los grupos está conformado por Silvana y Liliana, quienes sistematizan los distintos registros de la tumba y los daños que ha sufrido el monumento en cada registro epigráfico, tarea también muy lenta y que requiere de gran concentración ya que no deben pasarse detalles por alto.
La Dra. Suzanne Onstine, profesora de la Universidad de Menfis, y su equipo se acercaron muy cálidamente a saludarnos. Ellos forman parte de una misión que está trabajando hace varios años en Egipto y conocen y brindan todo su conocimiento muy solidariamente.
La Dra. Melinda Hartwig, curadora del Museo Michael C. Carlos, (Universidad Emory) también se acercó a darnos su calurosa bienvenida.
Esta semana Mr. Ezz y el Rais Ali ingresaron a la tumba para confirmar lo registrado con respecto a la puerta de ingreso original a la tumba y buscar estrategias para consolidarla. Mientras nosotros ingresamos por un boquete -tal vez realizado por saqueadores de tumbas, en épocas remotas-, la puerta permanece bloqueada por ladrillos de adobe y bloques de piedra, a unos 7 metros de profundidad respecto del nivel del suelo.
